Todos los años el Banco Mundial saca su informe “Doing
Business” en el cual se compara la forma en la que las regulaciones
gubernamentales fomentan o restringen la actividad empresarial. Para ello
analiza las principales ciudades de 189 países. A la vista de su último informe observamos como España progresa
adecuadamente pero de forma insuficiente, pasando del puesto 52 en el informe
2014 al 33 en el informe 2016, pero permanece a la cola de los países de altos
ingresos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)
en cuanto a la facilidad para hacer negocios.
Con datos actualizados a 1 de marzo, el Banco Mundial, a
solicitud del Ministerio de Economía y Competitividad, publica el primer
estudio sobre la facilidad para hacer negocios en España, comparando las 17
comunidades y las 2 ciudades autónomas.
En este estudio se analizan las
regulaciones que afectan a 4 etapas de la vida de una pequeña o mediana
empresa: apertura, obtención de permisos de construcción, obtención de
electricidad, y registro de la propiedad. Adicionalmente analiza el inicio de
la actividad de una pequeña y mediana empresa industrial y los requisitos para
que una empresa sencilla, legalmente constituida, pueda prestar servicios a
otra. El informe se complementa con un estudio del comercio transfronterizo
mediante el análisis de las dificultades y costes de 5 puertos españoles.
El Banco Mundial recoge datos en las ciudades de mayor aporte
y dinamismo económico de cada una de las zonas estudiadas, en el caso de
Galicia fueron recopilados en Vigo.
Este estudio deja patenten las desigualdades existentes en
España, unas desigualdades achacables a los diferentes marcos regulatorios
fruto de la falta de coordinación de los distintos organismos y territorios en
el país más descentralizado de Europa.
En la comparativa que realiza el Banco Mundial sobre la
facilidad de hacer negocios en España, Galicia se sitúa en el último lugar, siendo
la comunidad autónoma en la que más trámites se exige, que más tiempo se
necesita, y/o que mayor coste tiene la obtención de permisos de construcción y
el registro de la propiedad. En la apertura de la empresa nos situamos en el
puesto 16 y en el 13 cuando lo que tenemos que hacer es obtener electricidad.
Cuando se analizan los principales puertos españoles, el de
Vigo no sale mejor parado. Es el peor clasificado por ser el que más trámites
necesita y el que tiene un mayor coste tanto para realizar una importación como
una exportación de mercancías.
Esta situación que detecta el Banco Mundial tiene su reflejo
en la evolución económica de Galicia. Durante este largo periodo de crisis
nuestra comunidad autónoma sufrió un deterioro más moderado que otras zonas de
España, siendo además una de los primeros territorios en dar muestras de
recuperación, quizás por eso se tomaron pocas
medidas y se realizaron menos reformas para la reactivación económica,
prestándose mayor atención a la gestión del presupuesto. Actualmente vemos como
nuestro dinamismo económico es más débil que el del conjunto de España no
siendo capaz de recortar nuestro diferencial con la tasa de crecimiento
española.
Ante esta situación es necesario tomar medidas para tratar de
paliar las señales de alerta que pueden llevarnos a un continuo alejamiento de
las Comunidades Autónomas con mayor dinamismo económico. Las reformas y la
coordinación institucional son necesarias. Una muestra es que en Galicia la
coordinación entre los ayuntamientos y la Xunta de Galicia propició la
promulgación de la Ley del emprendimiento y de la competitividad económica,
cuya aplicación nos permite situarnos como la tercera comunidad en donde le es
más fácil el iniciar actividades a una PYME industrial, siendo la segunda en la
que menos tiempo se necesita para realizar todos los trámites.
Parece que el mal resultado que Galicia tiene en este informe
no ha caído en saco roto. La agenda de Competitividad Galicia Industria 4.0 incorpora una propuesta para la creación de una web en la que se
recojan propuestas para mejorar y simplificar las tramitaciones
administrativas. Pero si no queremos perder la oportunidad de situar a Galicia
entre las regiones europeas con mayor dinamismo, crecimiento e influencia hemos
de ser todos los que realicemos propuestas de modernización, dinamización y
mejora, aportando a nuestros políticos soluciones que posibiliten el desarrollo
y fortalecimiento de nuestro tejido productivo.