domingo, 17 de abril de 2016

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA



Desde hace tiempo se ha venido diciendo que Vigo necesita de una profunda reflexión. Muchas son las voces que de forma más o menos clara denuncian las deficiencias que hacen que nuestro entorno sea poco competitivo y no posea un entramado económico dinámico, moderno, flexible y sostenible. Así como muchas son las ideas para posibles soluciones. Desafortunadamente todo suele quedar en nada porque siempre hemos estado huérfanos de personas, organizaciones, o instituciones capaces de liderar, trasladar, articular, proponer, y tutelar los cambios que necesitamos para que realmente estemos a la altura a la que algunos de nuestros  empresarios y empresas consiguen estar a nivel individual.

Cierto es que a nivel colectivo existen grandes ambiciones: ser la capital de la Euroregión Atlántica, influir en España y Europa. Pero nadie es capaz de liderar este sentimiento.

Contamos con instituciones fuertes tanto en su capacidad de gestión como en su posición económica pero con una escasa capacidad para coordinarse y realizar esfuerzos en la misma dirección.

Reciente ha asumido la presidencia de una de esas instituciones, la Autoridad Portuaria de Vigo, D. Enrique López Veiga y con él, aparentemente, surge un leve rayo de esperanza. Desde la presidencia del Puerto se ha puesto a trabajar para la redacción de un nuevo plan estratégico, además han tenido la visión de coordinar su redacción con el nuevo proyecto de la comisión europea “Blue Growth”. Para ello se han constituido catorce grupos de trabajo interdisciplinares que deberán detectar las deficiencias y necesidades de sus correspondientes áreas y realizar aportaciones para mejorar  la competitividad y  eficiencia del puerto, así como potenciar el desarrollo económico del entorno. Todo ello encaminado a conseguir el crecimiento sostenible de todas las actividades relacionadas con los sectores marino y marítimo.

El nuevo plan estratégico del puerto, si se termina con celeridad, podría llegar a ser una propuesta pionera  para “Blue Growth” lo que además de los beneficios directos de la elaboración y desarrollo del plan, permitiría el apoyo europeo al desarrollo de las medidas propuestas y una clara mejora de nuestra imagen internacional.

Pero paralelamente hemos tenido otra desafortunada noticia que ha movilizado el entorno del puerto, levantando  voces que denuncian sus deficiencias y exigen soluciones. A este movimiento, que el nuevo presidente del puerto está liderando para promover mejoras que eviten que esto  vuelva a suceder y entrar definitivamente en un círculo virtuoso que permita la mejora y el crecimiento constante y sostenible, se ha apresurado, esta vez, a ofrecer su colaboración el Ayuntamiento de la ciudad. Me refiero, como no, al anuncio de abandono de Maerks del puerto de Vigo. Seguramente aquello de “no hay mal que por bien no venga”, sin duda es verdad.

Ahora solo nos queda que el ejemplo cunda, aprovechar el momento, y que surja esa persona, organización o institución que lidere el desarrollo de nuestra ciudad para ocupar el puesto que nos corresponde en Galicia, España y Europa.



LAS PENSIONES




La semana pasada se debatía en el Círculo de Empresarios de Galicia el futuro de las pensiones, un asunto que parece que nadie se atreve a abordar. Llevamos años viendo como la diferencia entre el salario efectivo y la pensión se incrementa cada vez más. A día de hoy es un hecho que generalmente las pensiones no cubren las necesidades asistenciales de sus beneficiarios, pero sigue siendo un debate que se oculta a la sociedad.

Los técnicos mantienen con acierto que el deterioro del sistema de pensiones no es únicamente coyuntural, es cierto que está altamente correlacionado con el mercado laboral pero existe un problema mayor que los niveles de empleo y es la evolución de la pirámide demográfica. Las soluciones que se están planteando de retraso de la de la edad de jubilación, o lo que es lo mismo ampliación de los años cotizados, y reducción de las pensiones no es suficiente. Cada vez es más necesario abordar este asunto para buscar soluciones adecuadas. Parece que lo lógico es migrar hacia un sistema de capitalización que permita complementar el que ahora tenemos.

De seguir con el sistema de pensiones actual, la dependencia de los presupuestos generales de estado será cada vez mayor, obligando a una recaudación, vía impositiva, que complemente las contribuciones actuales. Esto irremediablemente llevaría a una reducción aún mayor de las pensiones y a un claro incremento de las cargas sociales soportadas por el estado y por tanto sujetas a vaivenes políticos y económicos.

El sistema de capitalización crea un cambio sustancial, cada trabajador aporta para su propia pensión, con lo que se limita el efecto de las tendencias demográficas. Cierto que la sustitución total del sistema es inviable, pero sí parece razonable que se puedan implementar medidas que fomenten el complemento actual del sistema de pensiones.

Muchas veces se habla de la mentalización del trabajador para planificar su jubilación, pero esto ya sucede en muchos casos, y en otros depende mucho de las necesidades actuales y de la previsión de su vida futura y del tiempo que se tenga para cubrirla. Parece que si queremos incentivar un cambio, éste debe ir más allá de la mentalización,  debe ser en cierta medida obligatorio. Para ello se necesita también un cambio profundo en las normas que regulan los sistemas de previsión privados, sobre todo en lo que se refiere al apartado de costes.

Paralelamente se pueden poner en marcha otras medidas como la que se valoró hace unos años para consolidar los derechos de despido de los trabajadores, externalizándolos de las empresas de forma que se pudiesen acumular y tenerlos disponibles a lo largo de la vida laboral y complementar con ellos las pensiones en caso de no utilizarlos. Esta medida, además facilitaría la flexibilidad laboral que tanto nos hace falta, aunque incrementaría el coste unitario de la hora de trabajo, por lo que debería ir acompañado de una profunda renovación de nuestro sistema productivo. Opción similar sería la de capitalizar el seguro de desempleo.

No pretendo poner sobre la mesa ninguna solución. Lo que me parece inaplazable es abrir un debate profundo sobre el futuro de las pensiones. Además, parece que la situación actual en la que se podría conformar un gobierno con un elevado espectro político, si las ambiciones personales no nos llevan a unas nuevas elecciones, éste debería ser uno de los asuntos importantes a incluir en una agenda política de trabajo, debido a que tarde o temprano se deberá abordar sin que deba ser utilizado como arma electoral, ya que necesita de una pronta solución y un amplio consenso. Eludir o retrasar este debate hace que las posibles medidas que haya que llevar a cabo resulten más traumáticas y difíciles de tomar, lo que tendrá un mayor coste político.